18/11/2015 (día 1): tras un vuelo eterno, aterrizamos en Hong Kong y empezamos a descubrir la ciudad
Como os decía, el vuelo se nos está haciendo eterno… Nos sirven el desayuno a bordo que consiste en tortilla de patata y espinacas, fruta, yogurt, zumo y café. Después rellenamos el documento para la aduana. Y tal y como estaba previsto, aterrizamos en Hong Kong a las 11,50 hora local.
Bajamos del avión en cuanto podemos, ¡necesitamos estirarnos un poco! Y accedemos a la zona de aduanas. Allí entregamos el pasaporte junto al papelillo de la aduana, y nos lo devuelven con el papel sellado. Así de simple, ni preguntas ni huellas ni siquiera un sello en el pasaporte. Qué cosas…
Recogemos las maletas que llegan sanas y salvas. Y vamos a comprar el ticket para el Airport Express. La idea era comprar ya las tarjetas de pre-pago para el metro, la Octopus. Pero solo aceptan efectivo y como aún no tenemos, compramos solo el billete para el tren que si podemos pagar con tarjeta. Salimos a la zona común y ahora si, sacamos dinero de un cajero del HSBC sin problemas. 1.000 HKD con un cambio de 1€=8,4HKD.
Nos dirigimos a la estación de tren y en apenas 3 minutos ya vamos montados camino de la ciudad. Este trayecto cuesta 100HKD y tarda unos 25 minutos en llevarnos a la estación HK Central. Al salir por los tornos debes volver a validar el billete por contacto. Compramos las Octopus por 150HKD (50 de deposito y 100 de saldo inicial) en las máquinas de la estación.
Estas tarjetas pre-pago funcionan similar a las ICOCA de Japón. Con ellas puedes pagar el metro, algunos trenes, ferrys y en algunas tiendas. Y ahora que tenemos nuestras tarjetas y que podemos olvidarnos de calcular tarifas según trayecto, cogemos la línea roja. Bajamos en la parada Jordan. Para salir, debes volver a pasar la tarjeta por el sensor para validar y que te haga el cargo por el trayecto realizado.
Al salir a la calle alucinamos… entre el calor y la humedad terrible que hay, y que en la misma entrada a la estación hay tiendas de encurtidos con sus olores tan particulares es un poco mareante… Pero ¡estamos felices de volver a estar en Asia y eso puede con todo! En apenas 200 metros está nuestro hotel, el Nathan Hotel dónde tenemos reserva para 6 noches con desayuno incluido.
¡A lo tonto son las 14h! Pero típico en Asia, nos dicen que nuestra habitación no estará disponible hasta las 15h… Por suerte, nos guardan las maletas en la recepción. Así que descargados decidimos ir a comer mientras hacemos tiempo para poder hacer el check-in.
Estamos agotados y algo mareados por el calor, el viaje y los olores… así que decidimos dejar la dieta local para la cena y nos vamos al McDonald’s a cumplir con nuestra tradición de «McDonald’s por el mundo«. Si habéis leído más entradas del blog sobre otros viajes, sabréis que nos gusta al menos hacer una comida en McDonald’s. La idea nació para comprobar que realmente es cierto eso de que la BigMc es igual en todo el mundo. Y mi marido ya bromea con que si no cumplimos la tradición, no habrás más viajes 😀
![McDonalds por el mundo: HK McDonalds por el mundo: HK](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/06/IMG_7177.jpg?f8c025&f8c025)
Hace ya unas horas que no comemos nada y nos comemos las hamburguesas en un santiamén. Como aún es pronto, nos acercamos a Temple Street. En esta calle encontrarás el mercado nocturno más grande de la ciudad. Pero es pronto y no hay ningún puesto montado aún.
![Puerta de entrada a Temple Street Puerta de entrada a Temple Street](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/06/IMG_8975.jpg?f8c025&f8c025)
Caminamos sin rumbo por las calles aledañas y llegamos al templo Yau Ma Tei. Se trata de un pequeño y bonito templo taoista repleto de lámparas con inciensos.
Es genial, me encanta la paz que se respira en estos pequeños templos. La entrada es gratis. ¡Cómo echábamos de menos los templos de Asia y su olor!
Tras un rato recorriendo y admirando los detalles, y relajándonos con los aromas del pequeño templo, volvemos al hotel. Necesitamos una ducha y dormir un poco.
La habitación es enorme y muy bien equipada. Además está en un planta alta y da a una calle lateral. Por lo que a pesar del gran tráfico que tiene Nathan Road, no nos molesta demasiado el ruido.
Nos echamos hasta las 18,30h y luego salimos a ver un icono de la ciudad, su skyline. Llegamos tras 1 parada de metro y ¡alucinamos! ¡Qué chulada!
Nos parece una pasada poder ver la conocida bahía de Victoria Harbour que en tantas fotos hemos visto estos días mientras preparábamos el viaje…
Iluminada en la noche y dando luz a toda la bahía, precioso. Hay mucha gente cogiendo sitio para el espectáculo nocturno de luces, pero a nosotros no nos apetece estar aquí esperando la hora que falta aún para que empiece con lo cansados que estamos hoy. Pero si disfrutamos un rato más viendo los edificios más altos y emblemáticos de Hong Kong desde esta parte de la ciudad.
Tras un buen rato, volvemos con pesar al metro. De nuevo pagamos con las Octupus. Una parada hasta Jordan y nos vamos de nuevo a Temple Street. ¡Ahora si que mola con sus chiringuitos y sus piratillas que intentan venderte sus productos al 200% más caro! 😀
Fichamos algunas cosas que nos gustan pero estamos tan cansados que no nos vemos capaces de regatear hoy… El mercado está justo al lado del hotel por lo que ¡amenazamos con volver! 😉
Son las 20.30h y empezamos a tener hambre.Decidimos entrar en local que vemos junto al hotel. Como podemos porque nadie habla ni papa de inglés, pedimos unos wantong, unas alitas de pollo a la vietnamita y un estofado de ternera con sopa, más 2 refrescos (189HKD). Comemos de vicio y ya nos queda claro que tenemos que buscar restaurantes pequeñitos como éste si queremos comer dieta local de la buena 🙂
Tras la cena, entramos en un combini que hay al lado a por unas galletitas para picotear (50HKD). No compramos agua porque en el hotel nos dan 2 botellines a cada uno cada día (incluídos en el precio). En los combini, se puede pagar con la Octopus. Y ahora si, nos vamos al hotel que ¡estamos agotados!
Deshacemos las maletas y nos damos otra ducha que con tanta humedad sudamos un montón. Hablamos con los nuestros para decirles que hemos empezado a disfrutar de la ciudad, y a ¡dormir!