27/09/2014 (día 12): con base en Ubud, empezamos a recorrer Bali entre bailes, artesanías, volcanes, arrozales y grandes templos…
Amanece un nuevo día y ya no sabemos ni dónde estamos… ¡ah si, en Ubud! 🙂 Hoy empezaremos a descubrir Bali entre bailes, artesanías, arrozales y templos pero antes, vamos a desayunar 😉 Tenemos el desayuno incluido, así que nos dirigimos al comedor dónde nos sirven un desayuno ¡delicioso y digno de reyes! Nada más llegar nos traen un menú dónde vemos que podemos escoger entre varios tipos de desayuno (continental, indonesio, light, americano…). Nos decantamos por uno que incluye zumo, frutas, yogur, dulces y café. Nos ponemos las botas y está todo riquísimo. Tras ese manjar, volvemos a la habitación. Cogemos la cámara, unas gorras y nos ponemos repelente de mosquitos más protección solar.
A las 8,30h vamos hacia la recepción dónde quedamos con el guía. Para estos días contactamos con el guía en español Made Riasa para 5 de los días que estaremos en Bali. Unos días antes de venir, nos dijo que él no nos podía acompañar pero que iríamos con uno de sus colaboradores, Dewa Poetra, que también habla un español perfecto. Con él, recorreremos la isla mientras conocemos su cultura, sus templos y cientos de cosas sobre los balineses. Dewa llega puntual, y tras las presentaciones vamos hacia su coche para empezar con el tour de hoy.
Antes de empezar, os dejo un mapa del recorrido de hoy por la isla de los Dioses 😉 Hoy es uno de los días más intensos, haremos muchos kilómetros recorriendo los puntos más interesantes del centro de Bali.
El primer punto que visitamos es una casa típica balinesa a pocos kilómetros de Ubud. Se trata de la casa dónde vive un matrimonio mayor y que por un donativo te dejan visitarla. Le preguntamos a Dewa cuánto es lo recomendado y nos dice que unas 5.000 rupias, así que eso es lo que les damos a la pareja. Lo primero que nos enseña Dewa es que las casas balinesas tienen una especie de matrícula en la entrada dónde indica la población y distrito dónde viven. También indica el número de hombres y mujeres y el total de los habitantes de la casa.
Esto me hace mucha gracia porqué lo vi hace tiempo en un programa de Callejeros Viajeros en la TV. Lo siguiente particular que tiene una vivienda típica es la entrada. La puerta de la casa siempre está abierta pero está oculta tras un murete. Dicen que los malos espíritus solo se mueven en línea recta y al encontrarse con el muro para entrar a la casa no saben bordearlo, impidiendo así su entrada. El matrimonio además, tiene una estatua de un dios con ofrendas. Una vez bordeado el murete accedemos a un gran patio que comunica con las distintas estancias de la casa, el templo de la familia, el granero, el huerto y la cama dónde velan a sus difuntos.
![los dormitorios y al fondo, el templo familiar los dormitorios y al fondo, el templo familiar](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_3926.jpg?f8c025&f8c025)
Dewa nos explica que los dormitorios están separados de la zona de estar y de la cocina, y no tienen comedor. Los balineses no tienen costumbre de comer ni cenar a una hora determinada como solemos hacer nosotros ni tampoco tienen la costumbre de usar un comedor. Por la mañana cocinan la comida para todo el día, y cuando tienen hambre van, cogen lo que quieren y lo comen sentados en cualquier sitio. Tampoco comen juntos, ya que para ellos es un momento de meditación, de estar con tus pensamientos.
Por la mañana también preparan las ofrendas para sus dioses. Colocan una en su casa, otra en su coche o moto, otra en su negocio o lugar de trabajo y otra para el templo de la familia y/o el del pueblo.
Junto a los dormitorios tienen una especie de tumbas en el suelo. Pero resulta que lo que tienen enterrado allí es la placenta de cada parto. Cómo lo lees. La placenta es algo impuro y lo entierran. Cada día le ponen ofrendas para que los dioses protejan a sus hijos. Su cultura es muy distinta a la nuestra…
![el huerto, el almacén y el granero el huerto, el almacén y el granero](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_3937.jpg?f8c025&f8c025)
Vemos que hay cocos en la mayoría de palmeras… por suerte, han cogido los que quedan en zona de paso. Dewa nos cuenta que allí es frecuente tener que acudir al hospital por caerte un coco en la cabeza. ¡Madre mía!
Tras la visita, nos despedimos del matrimonio y seguimos con el tour. Aquí vemos que como en Java, no hay poblaciones bien definidas como a las que estamos acostumbrados, si no que los edificios se encuentran en los bordes de la carretera. Le pregunto a Dewa porqué hay tantos templos a lo largo del camino y me explica que es porqué tienen muchos. Tienen un templo en cada casa para la familia, el templo del barrio o pueblo, el templo de la región y a veces hay templos «madre» como el de Besakih. Y a todos ellos van a llevar ofrendas y a rezar. Además, una vez al año celebran la fiesta de los templos del pueblo, y toda la comunidad se junta para celebrarlo.
Llegamos al segundo punto del día. Vamos a ver una danza típica balinesa. Quizá si hubiéramos ido por libre no habríamos hecho esto pero nos lo ofrecieron al contratar el tour y pensamos que quizá podría estar bien. La hacen en el recinto del templo de Batubulan.
Nos hacen una foto con las bailarinas a llegar, y Dewa nos echa la foto con nuestra cámara también de forma disimulada 🙂 Pagamos la entrada (100.000 rupias pp), y entramos a una zona de gradas. Nos dan un panfleto que explica la historia del baile barong que vamos a ver y describe los distintos actos. La obra se titula «la Danza Barong y Kris«. Trata sobre cómo el dios del bien se enfrentará al dios del mal. Empieza la música y acto seguido el espectáculo.
Tras una hora más o menos, finaliza la obra y salimos a buscar a Dewa que se quedó fuera. Como suponíamos, intentan vendernos la foto impresa en un plato pero no nos interesa.
El siguiente punto es Mas, un pueblecito conocido por sus artesanos que trabajan la madera. Dewa nos explica que en Bali cada pueblo se dedica a un oficio. Así está el pueblo de los carpinteros y ebanistas, el de los abogados, el de los herreros, etc. Visitamos uno de los talleres más conocidos del pueblo dónde podemos ver cómo trabajan las distintas maderas y dónde también hay una pequeña tienda/exposición.
Tienen cosas realmente bonitas pero es caro con ganas… le preguntamos a Dewa si ése es el precio o podríamos conseguirlo más barato en otro sitio manteniendo calidad y nos dice que en alguna tienda grande dónde vendan maderas lo encontraríamos mejor de precio. Le agradecemos la visita al dueño del local y seguimos con el tour. En la parte final del viaje contaremos con 5 días libres en Bali, así que ya buscaremos dónde comprar alguna figura de madera porque son realmente bonitas.
El siguiente punto de hoy es la visita de uno de los templos más bonitos que veremos en Bali, el Tirta Kehen en la región de Kintamani. Aparcamos y Dewa nos presta unos sarong para evitar tener que pagar en cada templo por ellos. Nos los ponemos y compramos la entrada (45.000 rupias los dos + 2.000 rupias de parking).
Tiene una impresionante escalinata con una puerta con relieves realmente bonitos en su entrada principal. Además es genial porqué estamos solos visitando el templo. Podemos disfrutar del lugar. Este templo está dedicado al dios Garuda, bautizado por Dewa como el «pajarraco mitológico«. Tendrías que oír a un indonesio diciendo eso en español, ¡te partes!
Lo mejor del lugar es que a pesar de ser uno de los templos más bonitos de Bali, es poco conocido y hay poco turismo. Nosotros lo descubrimos gracias al blog de Viajeros Callejeros y le pedimos a Riasa visitarlo cuando preparamos el planning para estos días. El templo cuenta con varios patios y varios edificios, cada uno destinado a un fin. Y nos quedamos embobados mirando los grabados en sánscrito que hay en algunos edificios del templo. Realmente me parece una escritura muy bella y elegante.
Pasamos a otra zona del templo. Dewa nos explica que los templos están construidos como en distintos niveles y a más interior, más pureza en el lugar y por tanto más sagradas son las oraciones y «sacramentos» que allí se hagan. Nos adentramos un poco más y descubrimos un patio repleto de altares dedicados a distintos dioses. Me encantan esos tejados que parecen peludos, el guía nos explica que están hechos con raíces y troncos de cocotero.
De los templos hinduistas me gustan mucho la cantidad de detalles que tienen, con qué realismo hacen los grabados y las esculturas, y cómo trabajan la piedra y la madera…
Seguimos recorriendo el templo y vemos unas tablas de madera con unos círculos de algo encima secándose. El guía nos explica que son tortas hechas con masa de arroz prensada que se utiliza para las ofrendas que hacen a los dioses. Por lo visto las mujeres del pueblo se juntan unos días antes de la festividad del templo para hacer grandes cantidades y en el día de la fiesta no solo lo ofrecen, si no que todo el mundo las puede comer. Mientras nos explica esto, pasa una mujer cargada con otra tabla para dejarla al sol secando… Dewa le pregunta si nos puede enseñar cómo lo hacen y nos dice que sin problema. Nos lleva a una zona apartada del templo dónde hay varias mujeres trabajando en las ofrendas para la festividad del templo que será la próxima semana.
Es todo un proceso artesanal, desde preparar los alimentos que llevaran las ofrendas, hasta la confección de las cestitas y los adornos de éstas. Estamos un buen rato viendo cómo lo hacen. Las mujeres al principio nos miran con cara de extrañadas. Les pido poder hacer fotos sin mostrarlas a ellas y acceden encantadas. Dewa mientras, nos explica cómo lo hacen. Unas mujeres hacen la masa, otras las prensan con un mazo de madera. Otras preparan las cestas para colocar las ofrendas con caña y mimbre, y otras mujeres llenan las cestas con la masa de arroz y flores.
Nos gusta mucho poder ver esta parte que quizá para muchos pase desapercibida y poder entender un poco más su cultura. Fue toda una experiencia que no esperábamos poder vivir…
Tras la agradable visita al templo Tirta Kehen, seguimos con el tour del día. Volvemos al coche y nos dirigimos al siguiente punto, la aldea Penglipuran. La aldea se encuentra a unos 700m de altitud en la región de Bangli, en el centro de la isla. A pesar de que alguna gente aún vive allí, se ha convertido en una especie de museo al aire libre y muestra cómo eran las aldeas balinesas tradicionales. Compramos la entrada (5.000 rupias pp + 2.000 por el coche) y entramos al pueblo. Nada más llegar a la calle principal nos encontramos con unos novios con los vestidos tradicionales haciéndose las fotos de su boda.
El fotógrafo nos dice de hacernos una foto con ellos y los novios acceden encantados, así que nosotros también. Le dejo la cámara a Dewa quién nos echa una foto para el recuerdo. Los trajes son realmente bonitos y vistos de cerca, más. Les damos la enhorabuena y nos dicen que en realidad se casan el mes que viene pero que es tradición hacerse las fotos antes del día de la boda.
Les dejamos seguir con su sesión de fotos y nosotros seguimos recorriendo el lugar. Mi marido le pregunta a Dewa si hay alguna bebida típica en Bali y le cuenta que precisamente en este pueblo hacen una que sólo se produce aquí. Tiene un toque picante (como no…) y se hace a base de hierbas y especias. Le pregunta si quiere probarla y mi marido no lo duda, le encanta probar las bebidas típicas de los sitios a los que viajamos, y cuanto más raras, mejor 🙂 Vamos a una tienda y compramos la bebida rara llamada Loloh (5.000 rupias) y unos dulces que hacen aquí que son bolitas de boniato rellenas de un jarabe dulzón y con coco rallado por encima (5.000 rupias).
La bebida a mi no me gusta, tiene una textura gelatinosa y deja un sabor picante/rancio en la boca. A mi marido que le encanta probar «cosas raras» en los viajes y si que le gusta. Se bebe casi media botella en un momento. Las bolitas están deliciosas… compartimos éstas con Dewa y compro otra cajita para llevárnosla al hotel.
Dewa nos explica que en los pueblos la gente vive en comunidad. Las decisiones que afectan al pueblo se toman en común entre todos los vecinos y hacen celebraciones en conjunto. Cuentan con áreas comunes como la sala de reuniones, zonas para tomar el fresco, patio de juegos para los niños, teatro para hacer danzas, etc.
![sala de reuniones del pueblo sala de reuniones del pueblo](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_4062.jpg?f8c025&f8c025)
Sin embargo en este pueblo, cada casa tiene su propio templo y no tienen uno en común como suele ocurrir en la mayoría de municipios. Además vemos que en base al poder adquisitivo de cada familia, el templo es más o menos bonito y está decorado con altares más llamativos o más discretos…
![este es el templo de una familia adinerada este es el templo de una familia adinerada](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_4054.jpg?f8c025&f8c025)
También aquí, las casas tienen la «matrícula» con los datos de la vivienda y sus habitantes. Son ya casi las 14h y empezamos a tener hambre pese al tentempié. Le pedimos al guía si nos puede llevar a comer. Nos dice que nos acercaremos al punto de la siguiente visita y que nos llevará a un buffet con unas buenas vistas dónde se come bien. Volvemos al coche y nos dirigimos a un mirador desde dónde poder disfrutar de las vistas del monte Batur y el lago que se forma sobre una de sus calderas.
El Batur es el volcán más alto y activo, y el lago es el más grande formado sobre una caldera volcánica de Bali. Para los balineses, este lugar en uno de los parajes más importantes de la isla. La última gran erupción fue en el 2000 y aún se puede apreciar la zona que quedó afecta por la lava. La erupción llegó hasta la orilla del lago y cubrió varias poblaciones en la falda del volcán. A pesar de esto, a día de hoy vuelve a haber pequeñas aldeas habitadas en la ladera del volcán. No sé si podría hacerme a vivir en un sitio así sabiendo que el volcán sigue activo y puede entrar en erupción en cualquier momento…
Tras admirar las vistas durante un buen rato, nuestros estómagos empiezan a rugir. Entramos al buffet situado junto al mirador. Nos asignan una mesa y Dewa nos explica dónde encontrar los platos y un poco lo que es cada cosa. Nos dice que tenemos una hora para comer y que le podremos encontrar cerca del coche al salir.
Hay variedad de platos pero sigo con la sensación de estar comiendo todo el tiempo lo mismo y mi estómago sufre las consecuencias de tanta comida picante. Me cuesta escoger qué comer… Probamos varios platos acompañados por una cerveza (180.000 rupias los dos). Comemos bien y disfrutamos de unas bonitas vistas desde la mesa.
Tras la comida, pasamos por boxes y salimos a buscar a Dewa. Subimos al coche y nos dirigimos al siguiente punto, el templo Ulundanu Batur. Dewa nos dice que podemos comprar las entradas en la taquilla mientras él aparca, nos dice que cuestan 35.000 rupias los dos. Al llegar a la taquilla, se acercan unas mujeres que dicen trabajar en el templo y nos hacen pasar a un almacén. A mi aquello me desconcierta y no me gusta… Nos dicen que para visitar el templo tenemos que llevar un cinturón y un lazo para la cabeza como los que llevan ellos y que debemos 100.000 rupias.
Mi marido se queda perplejo. Le digo a la tipa que ni de coña, que llevamos los sarong y que voy a hablar con el guía. Al decir eso, intentan evitar que salgamos hasta pagar… Le doy 40.000 rupias a la tipa y le digo que el resto fuera con el guía. La tía se pone hecha una fiera y yo, viendo el percal me pongo de muy mala leche. Le digo que como se acerque más a nosotros va a tener un problema y que quiero ver a mi guía ya. Me dice que sin las 100.000 rupias no nos deja salir. Tiene una actitud del todo hostil y más locales se acercan a nosotros hasta rodearnos. Nos vemos obligados a pagarle.
Una vez nos dejan salir, encontramos a Dewa extrañado, sin entender porqué salimos de ahí. Viendo nuestras caras nos pregunta qué ha pasado. Le explicamos lo ocurrido y nos dice que efectivamente, nos han timado. Ni el lazo ni el cinturón son necesarios, y mucho menos cuestan esa cantidad de dinero. Ahora si que me cabreo del todo y me voy directa a la tía gritándole que me devuelva mi dinero. Le grito que es una estafadora y que les voy a denunciar. Quizá pueda parecer una exageración que me pusiera así por 7€, pero de verdad que me puso tan nerviosa la situación de vernos acorralados y estafados que me puse de muy mala leche.
Al final la tía viendo como me pongo y que otros turistas se acercan a ver qué ocurre, nos devuelve la mitad del dinero. Le cojo las 50.000 rupias, y le tiro el cinturón y el lazo a la cara. De buena gana me hubiera ido sin visitar el sitio… pero al final mi marido me convence para verlo, ya que hemos pasado el mal rato al menos aprovechar el viaje hasta aquí.
Con muy pocas ganas entramos al templo. Es un lugar bonito y también con pocos visitantes, pero a mi ya me ha amargado la tiparraca aquella y no disfruto para nada del lugar.
![me sorprende que «vistan» las estatuas de sus dioses… me sorprende que «vistan» las estatuas de sus dioses…](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_4090.jpg?f8c025&f8c025)
El templo consta de 4 secciones y para acceder a cada una de ellas hay que cruzar por unas puertas a cuál más bonita. De nuevo vemos las pagodas cubiertas con piel de coco que tanto me gustan. Tienen unos jardines bien cuidados y la luz del sol que empieza a caer le da un aire más místico.
El templo está dedicado a las diosas de la sabiduría y del aprendizaje, así que hay varias estatuas y altares con ellas. Otras estatuas me llaman la atención por las caras tan curiosas que tienen y/o las vestimentas que les ponen…
Tras la visita al templo teñida por el mal rollo que nos provocó aquella tipa, volvemos al coche y nos dirigimos al siguiente punto. Vamos a visitar uno de los grandes de Bali, el Tirta Empul. El nombre de «Tirta Empul» significa «arroyo claro como el cristal». Se cree que este templo fue construido por Indra cuando atravesó la tierra para crear un muelle del elixir de la inmortalidad, y que revivió sus fuerzas cuando fue envenenado por Mayadanawa en el año 926 dC. Así, se cree que las aguas de manantial tienen poderes curativos. Es por ello que cada día acuden aquí cientos de peregrinos a bañarse en sus aguas para purificarse.
Compramos la entrada (15.000 rupias pp + 2.000 de parking) y entramos. Nada más pasar la taquilla y colocarnos los sarong, nos encontramos con un bonito jardin y un estanque repleto de carpas enormes.
Seguimos avanzando y en seguida nos encontramos con el manantial dónde la gente hace rituales. Echan monedas para pedir deseos, traen ofrendas a los dioses y se bañan echándose el agua por encima y asegurándose de quedar bien empapados.
Es curioso ver cómo llevan a cabo el ritual de purificación. En el templo hay tres manantiales de agua natural pero solo permiten bañarse en dos (dónde están las fuentes que veis en las fotos). En uno de ellos, hay un pasillo que cruza por en medio y Dewa nos anima a pasar por ahí con cuidado de no resbalar y tocar el agua. Me acerco y me mojo las manos y la cara con ella, ¡está bien fresquita! Y no me baño porque no traigo ropa de recambio… porqué a pesar de que el sol empieza a caer, sigue haciendo un calor tremendo.
Seguimos recorriendo el templo y llegamos a la zona de los altares. Aquí vemos que hay una estatua dedicada a los dioses de la fertilidad masculino y femenino, con decenas de ofrendas. El guía nos explica que cuando una pareja se queda embarazada o está buscando bebé, vienen aquí a pedir a los dioses que todo vaya bien.
En esta zona del templo está el otro gran manantial y Dewa nos enseña unos pequeños géiser, por dónde brota el agua del manantial subterráneo que hay bajo el recinto del templo. En la foto se ven ondas en el agua dónde estaban éstos.
Aquí también hay hombres y mujeres preparando los edificios y las ofrendas para la próxima festividad del templo. Vemos que en un rincón tienen montones de piel de coco para reparar los tejados de los altares. ¡Parecen pelucas!
Y tras esta visita que va arreglando la tarde, nos dirigimos al último punto del día. Tardamos unos 30 minutos en llegar. Vamos a disfrutar de las vistas de los famosos arrozales en terraza de Tegallalang y el templo de las tumbas reales Gunung Kawi. Aparcamos y damos un corto paseo hasta toparnos con una de las vistas más maravillosas (y famosas) de Bali…
Pagamos la entrada al templo (15.000 rupias pp) y vamos bajando por una escalera de piedra, rodeados por esta maravilla de paisaje. Conforme nos vamos acercando al templo, vemos que los muros de piedra que bordean la escalera se hacen más altos y nos tapan la vista. Dewa nos explica que el camino fue excavado a mano expresamente para acceder al templo. En algunos puntos se ven las marcas de los picos.
Finalmente y tras un buen descenso, llegamos a la zona dónde se encuentran las 10 tumbas reales. A un lado, 5 tumbas dónde están enterradas las concubinas del rey. Es impresionante ver esos candi (altares) de 7m esculpidos en la roca.
Cruzamos un puente sobre un pequeño riachuelo y llegamos a las tumbas reales, dónde están enterrados el Rey Anak Wungsu de la dinastía Udayana, y sus reinas favoritas. El rey también tenía «visión» de las otras tumbas desde aquí.
![tumbas reales tumbas reales](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_4197.jpg?f8c025&f8c025)
![tumbas de las concubinas tumbas de las concubinas](https://www.creciendoconmisviajes.com/wp-content/uploads/2020/05/IMG_4195.jpg?f8c025&f8c025)
El entorno es fantástico. Excavado en medio de la montaña, rodeado de naturaleza y con la vista de los arrozales en terraza. Un bonito sitio dónde descansar en paz, sin duda.
Junto a las tumbas reales se encuentra el templo dedicado al dios del agua. Dewa nos cuenta que hay unas cuevas en la parte posterior del recinto dónde se cree que falleció el rey . Aún conservan la cama dónde se cree que ocurrió y han creado un pequeño altar.
Tras un buen rato aquí y viendo que conforme cae el sol, aparecen cada vez más mosquitos, decidimos dar por finalizada la visita. Nos toca subir todos esos escalones hacia la salida. Me fijo que junto al primer escalón (el último si bajas), hay una placa con un nombre y un teléfono. Le pregunto a Dewa que me dice que son los datos de contacto del sacerdote del templo. Para que si no está y lo necesitas, puedas contactar con él.
El único acceso al templo es a través de estas escaleras, así que si tienes problemas de movilidad no te recomiendo visitarlo. Una vez arriba, echamos un último vistazo a este bonito paraje antes de irnos.
En el aparcamiento hay un baño. Le doy una propinilla (2.000 rupias) al vigilante y entro al susodicho. Desde luego la higiene no es lo suyo y no es de los más sucios que vi… El baño indonesio es al estilo asiático: letrinas al suelo, sin papel (aunque sea de pago), y con una poza con agua para echar al lavabo al acabar. Y la posición es poniendo el culete hacia la zona lisa de la letrina (no hacia el agujero). No os fiéis de la posición respecto a la puerta porque en unas tienes que mirar a la puerta y en otras a la pared. Como os podéis imaginar no todo el mundo tiene cuidado de no salpicarlo todo con el agua al limpiarla, así que el suelo suele estar empapado y resbaladizo…
Y tras esta clase magistral sobre los lavabos indonesios, y ya casi anocheciendo, volvemos al coche y nos encaminamos de vuelta a Ubud. Durante el trayecto de casi 1h hasta nuestro hotel seguimos hablando con Dewa sobre Bali y su cultura. Él nos pregunta cosas sobre España, sobre lo que hemos visitado estos días y hablamos de todo un poco. La verdad es que aunque hoy hemos hecho largos ratos de coche no ha sido tan pesado como en Java. Hemos ido alternando coche con visitas y su conducción no es tan temeraria como la javanesa… vamos mucho más tranquilos.
Son las 19h cuando llegamos al hotel. Le pagamos el tour de hoy (50€) y quedamos en la hora de recogida de mañana. Tras despedirnos de él, vamos a la lavandería a recoger nuestra ropa. Pagamos 31.000 rupias por 2 bolsas grandes llenas de ropa que nos entregan planchada, ¡genial!
Aprovechamos para comprar unas botellas de agua en un supermercado cercano y volvemos al hotel que ya toca un poco de relax… Nos queda media hora hasta que cierren la piscina. Sin dudarlo, nos ponemos los bañadores y nos damos un bañito. Al oscurecer, encienden unas antorchas alrededor de la piscina que crean un ambiente chill-out estupendo… Nos tomamos unos mocktail de frutas y nos relajamos de lo lindo tras un día la mar de ajetreado.
Sobre las 20,30h y ya noche cerrada, volvemos a la habitación. Nos damos una ducha, nos embadurnamos de repelente y nos vestimos para salir a cenar. Esta noche, cogemos la calle que lleva al Monkey Forest. Nos decantamos por un restaurante australiano, en el que cenamos unas hamburguesas riquísimas acompañadas por una cerveza y un refresco (150.000 rupias todo). También este sitio tiene vista a unos arrozales. Aprensivos de las lagartijas y gekos, abstenerse de comer en este local, el techo estaba repleto de bichos 😛
Damos un paseo aprovechando que ha refrescado un poco de vuelta al hotel y nos vamos pronto a dormir. Estamos ko tras este día lleno de visitas.
Que día mas completo!! he aprendido mucho de su cultura!
lástima lo del timo…esas cosas le pueden a Jordi U.U y de ahí que sea reacio a estos viajes…en fin, algún día xD
Eso si…los lavabos, echarías de menos los de Japón!! que aunque sean los orientales, están impecables :S
un abrazo!
Y éste fue solo el primero de 5 días de tour… imagina todo lo que aprendimos con el guía!
Yo tampoco llevo nada bien eso de que me intenten timar y me pone de muy mala leche… pero bueno, cuando viajas a países así ya se sabe…
Los lavabos de lo peorcito… claro que echaba de menos los de Japón y hasta los públicos que encontramos por Europa :S
Gracias por tu comentario!!