02/10/2017 (día 20): seguimos rodeados de muchos locales celebrando su fiesta nacional mientras intentamos visitar el Acuario, damos un paseo junto al Huangpu con vistas al Bund y al Pudong de Shanghai
Hoy de nuevo nos levantamos tranquilamente a las 9,30h. Como cada día vamos a desayunar al Starbucks cercano al hotel. Tomamos un dulce con nuestro ya tradicional frapuccino de té verde 😛 (104¥). Si, lo reconozco… me volví adicta a él 😛 Aunque somos conscientes de la sobre masificación de la ciudad de estos días queremos intentar ver alguna cosilla… Intentaremos visitar el Acuario de Shanghai, ya que ayer nos quedamos con las ganas. Y recorreremos el paseo que hay junto a la orilla del río Huangpu.
Cogemos el metro hasta el Pudong (3¥) y caminamos unos metros hasta el Acuario Oceánico de Shanghai. Compramos las entradas (160¥ pp) después de más de 30 minutos de cola para llegar a las taquillas y menudo error…

No conseguimos ver más de un par de salas, ya que allí dentro nos encontramos con una cantidad de gente que ni os podéis imaginar. ¿¡Pero cuántos miles de millones de chinos hay en China?! ¿¡Están todos aquí!?
Entre empujones, conseguimos ver algunas peceras. En una de ellas hay peces Fugu, en otra mantas…

Con lo que me gustan a mi los animales marinos y menudo agobio, no se puede ni respirar de la cantidad de gente que hay en el interior del Acuario.
Para continuar la visita debemos entrar en un túnel acristalado de 155 metros de longitud y poco más de 2 metros de ancho. Estamos rodeados por 3 millones de chinos dando empujones, gritando y acaparando todos los acuarios que hay. Se hace imposible estar aquí. Esto no cumple con ninguna norma de seguridad sobre aforo… Y sinceramente, lo vemos del todo inseguro.
Sólo podemos pensar en que si pasara algo, quedaríamos aplastados por la avalancha de gente que se formaría y nos entra algo de claustrofobia… No nos había pasado nunca, pero de verdad que no os podéis imaginar la cantidad de gente que había, ¡se quintuplicaba el aforo seguro!
Nos acercamos a una chica del staff y le pedimos que nos deje salir de allí porque no podemos continuar. «Finjo» encontrarme mal. Y lo pongo entre comillas porque muy fina no estaba allí dentro con tantísima gente, sentía que me faltaba el aire. La chica muy amable, nos dejó salir por donde habíamos entrado aunque con cara de extrañada.
Decidimos dar un tranquilo paseo por el parque que hay junta la orilla del río Huangpu. Aquí apenas hay gente y la verdad, ¡se agradece!
Compramos un par de bebidas frescas en una máquina que encontramos y damos una buena caminata. Alejados del turismo local, disfrutamos de las vistas que ofrece el lugar tanto hacia el Bund como hacia los altos rascacielos del Pudong.
Cuando se hace la hora de comer, buscamos un McDonalds… de verdad que no podemos más con su comida picante 🙁
Al salir a la calle nos encontramos con que diluvia. Por suerte hoy vimos la previsión del tiempo y llevamos los chubasqueros que no dudamos en ponernos. Vamos hasta el metro en el que no cabe un alfiler. Imitamos a los locales y a base de empujones y codazos (igual que hacen ellos) y conseguimos subir al segundo convoy que pasa.
Por suerte, llegamos antes de las 16h a la parada de East Nanjing (3¥), y es que como nos dijeron en el hotel hace un par de días, cierran la estación antes de lo habitual con motivo de las celebraciones del Día Nacional. Para que veáis que no exagero en relación al gentío, ahí va un pequeño vídeo de la salida de la estación de metro…
Estos días nos los estamos tomando con mucha calma. La Fiesta Nacional nos ha torcido los planes de visitar alguna ciudad cercana como Hangzou o Suzhou como teníamos pensado. Ya que no hay billetes de tren disponibles… De modo que aprovechamos para descansar.
Después de un rato de siesta y de enterarnos cómo están las cosas por casa, salimos a dar un paseo por East Nanjing Road ahora que no llueve.
Aunque sólo son las 18h, ya es noche cerrada. Caminamos hasta la esquina con la Plaza del Pueblo entre luces de neón y centenares de chinos. No exagero, ¡mirad las fotos!
Entramos a algunas tiendas y me compro unas camisetas y una sudadera para el viaje de vuelta. Para cenar, decidimos entrar a un centro comercial a buscar restaurante. Damos con un pseudo japonés de los de trenecito que cuesta 6¥ el platillo… ¡Nos ponemos las botas! Cenamos de lujo (96¥) y evitamos sus picantes e irritantes, ¡el japo siempre es apuesta segura para nosotros! 😛
Caminamos de vuelta al hotel mientras pensamos en que mañana será nuestro último día completo en China…
No tenemos mucho sueño después de la siesta. Aprovechamos para tomarnos el «súper mojito» con un 3% de alcohol que compramos hace unos días en un supermercado. ¡Qjo que igual la pillamos! 😀
Vemos un rato las paridas de programas que echan en la tele local, al más puro estilo nipón y luego a dormir. Esperamos poder ver alguna cosa más mañana.